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EL NUMERO AUREO

“Las asombrosas proporciones del cuerpo humano no pueden ser producto de un aleatorio capricho de la naturaleza, ya que la matemática solo puede ser concebida por los seres pensantes”








Seguramente casi todo el mundo ha visto alguna vez el dibujo de Leonardo Da Vinci, en el cual aparece la figura humana encerrada dentro de un círculo y de un cuadrado, con dos pares de brazos alzados y dos pares de piernas abiertas, dibujo que actualmente se toma como símbolo de la corriente del pensamiento que centra su interés en todo lo concerniente al ser humano, es decir, el “Humanismo”.



A mediados del año de 1492, quizás en el mismo momento en el que Cristóbal Colón navegaba esperanzado hacia el “Mar Tenebroso”, un amigo de Leonardo le solicitó una ilustración para la portada de un libro que pensaba publicar titulado “De divina proportione”, basado a su vez en un antiguo tratado de arquitectura escrito por Marcus Vitruvio Pollio, arquitecto romano del siglo I a. C., titulado “De architectura”. El dibujo a pluma y tinta es la representación gráfica de la descripción que hace Vitruvio sobre las medidas del cuerpo humano, la cual dice así:



“…si separas las piernas lo suficiente como para que tu altura disminuya 1/14 y estiras y subes los hombros hasta que los dedos corazón estén al nivel del borde superior de tu cabeza, has de saber que el centro geométrico de tus extremidades separadas estará situado en tu ombligo y que el espacio entre las piernas será un triangulo equilátero. La longitud de los brazos extendidos de un hombre es igual a su altura. Desde el nacimiento del pelo hasta la punta de la barbilla es la décima parte de la altura de un hombre…y también el ombligo es el punto central natural del cuerpo humano, ya que si un hombre se hecha sobre la espalda, con las manos y los pies extendidos, y coloca la punta de un compás en su ombligo, los dedos de la mano y de los pies tocaran la circunferencia del circulo que así trazamos. Y de la misma forma que el cuerpo humano nos da un circulo que lo rodea, también podemos hallar un cuadrado donde igual está encerrado el cuerpo humano. Porque si medimos la distancia desde la planta de los pies hasta la punta de la cabeza y luego aplicamos esa misma medición a los brazos extendido, encontraremos que la anchura es igual a la longitud, como es el caso de superficies planas que son perfectamente cuadradas”.



El cuerpo humano es el único organismo que posee estas proporciones, este hecho hacia pensar a los filósofos del Renacimiento que el hombre era “El Centro del Universo”. Ahora bien, la idea de que; el Ser Humano sea extraordinario, ha sido el fundamento del avance del pensamiento, del inicio de la Modernidad, del desarrollo actual de la Ciencia y de la Civilización Occidental; pero a mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX, sucedió un viraje hacia el error, error muy lamentable, con el cual se pretendió defenestrar de su merecido pedestal al ser humano. Fue el día que; el “Evolucionismo” afirmo que;…”El hombre era simplemente un animal como cualquier otro, pensante sí, pero animal al fin y al cabo”. Se afirma que; a partir de ese día la humanidad sufrió un duro golpe en su ego, al hecharse por tierra la idea del origen divino del hombre, y en general del origen divino del Universo por causa de un “Dios Creador”, pero es evidente que las proporciones matemáticas del “Hombre de Vitruvio” atestiguan lo contrario. La existencia de Dios es más probable que la no-existencia. “El Ser es y el No-ser, no es”, decía Parménides. (Es la afirmación más trascendente de toda la historia del pensamiento filosófico). Dicho de otra manera;



“Dios existe debido a que su No-existencia es imposible”



La “Mente pensante” se hace evidente por sus obras ¿Entonces? ¿Cuál es la interpretación correcta del mensaje que se desprende de las características de la naturaleza? La matemática es una simple abstracción de la realidad natural. La Ciencia se manifiesta mediante leyes universales muy bien definidas y establecidas sistemáticamente, producto de la investigación experimental, lo cual ha producido las evidencias objetivas que demuestran que se trata de algo “real”, (La Ciencia definitiva no es la teorización-hipotética, esta es simplemente el “camino” para llegar a ser Ciencia verdadera). Los seres vivientes, por su parte, se caracterizan por ser macro y microscópicamente muy complejos, asunto fundamental de la “Naturaleza” que la tesis evolucionista no ha podido explicar satisfactoriamente. Negar la afirmación anterior es prácticamente un absurdo. maspar52@gmail.com







Miguel A. Schmucke P.
 
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